Cuando Alice Sebold escribió Desde mi cielo, libro en que se basa la
película, pretendía hacer un análisis de cómo un suceso tan trágico como
la violación y posterior asesinato de una niña afecta a las personas
que le rodean. Una de los puntos a favor del libro era la carencia de
detalles morbosos y la delicadeza con la que se trataba el tema. El
libro estaba narrado en primera persona por su protagonista, Susie
Salmon, desde su particular cielo: una especie de limbo desde el cual
podía observar como seguían las vidas de sus familiares y amigos después
de su muerte, e incluso inmiscuirse en ellas.
Peter Jackson, director de El Señor de los Anillos, luchó por hacerse con los derechos de la novela y realizar una de sus películas más íntimas. En la película, Jackson no presta tanta atención a como la muerte afecta a los allegados de la protagonista, como crecen y aprender a vivir con ello, y se centra más en el propio cielo que pasa a habitar Susie. Un cielo que cambia de escenario y tonalidades con excesiva frecuencia, pasando de un aspecto siniestro y oscuro (la escena del mugriento baño con el asesino en la bañera, o en la que Susie encuentra en el agua cuerpos de sus predecesoras) a otro mucho más colorido y kitsch.
La película guarda bastante relación con una de las primeras obras de Jackson, Criaturas celestiales. Este film narraba la historia de dos amigas con una gran imaginación que planean asesinar a la madre de una de ellas para evitar que rompa su relación. Ambas intercalan imágenes de la realidad con otras de fantasía y tratan el tema de la muerte y el asesinato. Sin embargo, la emoción y sensibilidad que impregnaba esa película no llega a aparecer nunca en su más reciente obra. The Lovely Bones tiene un trabajado envoltorio, excesivo y delirante, pero carece de alma. Esa emoción que debería impregnar toda la película sólo aparece en ocasiones, como el primer encuentro subterráneo entre Susie y su asesino, donde se puede cortar la tensión. Nos hallamos pues ante una película demasiado centrada en sus aspectos técnicos, que deja de lado a los que deberían ser los verdaderos protagonistas de una historia como esta: sus personajes.
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