jueves, 24 de noviembre de 2016

La llegada


La llegada es una película de ciencia-ficción atípica. Aunque tiene puntos en común con 2001 y, sobre todo, con Encuentros en la tercera fase de Spielberg, la cinta de Denis Villeneuve es única por su defensa de las letras frente a la ciencia, algo inusual en las películas de este género. 



Cuando doce naves aparecen en puntos aparentemente aleatorios de la Tierra, el gobierno de Estados Unidos contrata a una experta en lingüística (Amy Adams) para que descifre el idioma de los extraterrestres y averigüe el propósito de su visita. El personaje de Adams, absoluta protagonista del film, realiza una ferviente defensa del lenguaje como origen de nuestra forma de ver el mundo, de la importancia de la comunicación intercultural y de la necesidad de ponerse en la piel del otro para conseguir un diálogo efectivo. Un modo de actuar que deberían plantearse muchos de los fanáticos de levantar muros fronterizos que hay hoy en día. 

Villenueve realiza una película que avanza con calma, que quiere hacer reflexionar al espectador sobre las muchas ideas que le lanza. Y lo hace con una cuidada puesta en escena, en la que los efectos digitales se utilizan lo menos posible: construyeron a tamaño real el interior de la nave y quería hacer lo mismo con los extraterrestres, aunque finalmente tuvieron que recurrir al ordenador.

El director canadiense ya se encuentra en el proceso de post producción de Blade Runner 2049. Una secuela que este blog veía con escepticismo, pero que después de descubrir todo lo que es capaz de sacar de un problema gramatical esperamos con gusto.


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