Algo está cambiando en
el panorama cinematográfico nacional. Un grupo de directores ha destacado en
los últimos años con películas innovadoras, que tienen en común la libertad de
sus planteamientos y unos bajos presupuestos. Pero, ¿pueden considerarse como
una nueva corriente cinematográfica? ¿O es solo una consecuencia de la crisis y
la necesidad de hacer un cine low cost?
Si
algo une a este grupo de realizadores es la pasión con la que realizan su
trabajo y el deseo de hacer buen cine, en un tiempo que se caracteriza por la
mala situación de la industria y por unas ayudas escasas. No tienen unos rasgos
estéticos o narrativos comunes que los distingan como grupo cinematográfico,
sino que cada uno destaca por la libertad y frescura de sus propuestas. A pesar
de esta gran pluralidad, tienen en común sus novedosos métodos de financiación
y distribución; el éxito en crítica y festivales; y algunos el éxito entre los
espectadores, siempre teniendo en cuenta que sus películas van dirigidas a un
público minoritario. Todo ello ha hecho que ya se empiece a nombrar a este
heterogéneo grupo de creadores y obras como “El otro cine español”.
Los
directores que forman esta nueva generación destacan por su juventud, siendo
treintañeros en su mayoría. Debemos destacar nombres como Manuel Martín Cuenca
(Caníbal), Fernando Franco (La herida), Mar Coll (Todos queremos lo mejor para ella),
Albert Serra (Historia de la meva mort)
o Juan Cavestany (Gente en sitios),
dentro del extenso conjunto. Muchos de ellos han triunfado en festivales
internacionales y, aun así, no han conseguido que su obra se estrene en un gran
número de salas españolas. Festivales como Locarno (donde Albert Serra y Lois
Patiño triunfaron) o Toronto (con el éxito de Alberto Morais y Juan Cavestany)
han visto reconocida la labor de los cineastas. Por otra parte, La herida de Fernando Franco fue la
flamante ganadora en el último Festival de San Sebastián del Premio Especial
del Jurado y de la Concha de Oro a la Mejor Actriz para Marian Álvarez, su
protagonista. El éxito en todos estos festivales confirma que algo se está
moviendo en nuestro cine. Tanto es así que muchas de estas propuestas llegaron
a colarse en la última gala de los premios Goya: Javier Pereira recogió el
premio a Mejor Actor Revelación por Stockholm
y Marian Álvarez fue la ganadora del premio a Mejor Actriz. La película de Fernando
Franco también triunfó en la categoría de Mejor Dirección Novel y consiguió
colarse entre las nominadas a Mejor Película.
La herida, de Fernando Franco
Arduos
rodajes
Los
procesos de rodaje alternativos; alejados de los procedimientos tradicionales
y, en muchas ocasiones, verdaderas proezas para conseguir tener el film
terminado; son otros de los rasgos que caracteriza a “El otro cine español”.
Volviendo al caso de La herida,
Fernando Franco tardó cuatro años en ver completado su proyecto. Su idea
inicial era realizar un documental sobre el Trastorno Límite de la
Personalidad, pero al comprobar que el rodaje interfería negativamente con el
desarrollo de los pacientes decidió hacer una obra de ficción. Rodrigo
Sorogoyen, por su parte, realizó Stockholm
sin subvenciones ni patrocinios, sino mediante el crowfunding o sistema de micro-mecenazgo. Consiguieron levantar
este proyecto con un plan de rodaje de catorce días, con un equipo técnico
formado por amigos y rodando en la casa
de Javier Pereira, actor del film, y del propio director, puesto que ambos son
compañeros de piso. Jonás Trueba, por su
parte, utilizó esta economía de medios, además de por necesidad, porque quería
conseguir el mayor veracidad posible para Los
ilusos, cinta en la que ficción y realidad se confunden. En el segundo
largo de Trueba, tras Todas las canciones
hablan de mí, podemos ver claquetas y micrófonos entrando en plano, actores
improvisando…así el proceso de rodaje y la propia película se funden en un solo
ente. Con un equipo formado por unas seis personas, reciclaban sus muebles como
decorado y el vestuario era ropa de los propios actores. Trabajar sin un guión
fijo y estático da al film la frescura buscada por el director, y la necesidad
de pocos medios ayudaron a poder sacar adelante este interesante proyecto.
Esto
conduce a preguntarnos hasta qué punto este tipo de cine seguirá siendo algo
minoritario, una ambición de un reducido grupo de cineastas soñadores, o se ampliará y conseguirá un
hueco más estable dentro de la cinematografía española. Hay que tener en cuenta
que solo algunos proyectos pueden sostenerse con este tipo de financiación y
que quizá muchos de estos cineastas se decidan en un futuro por métodos de
rodaje más convencionales, si tienen la oportunidad.
Otra
distribución es posible
En
lo referente a la distribución, la simultaneidad de estrenos en distintos formatos
(salas convencionales, DVD, Internet) parece ser una de las claves. Esta
iniciativa de estreno multiplataforma también ha sido utilizada por cineastas
más conocidos para el gran público, como el televisivo Paco León. Con su debut
como director, Carmina o revienta,
hizo uso de este peculiar método. Estrenó su obra en 20 salas comerciales,
además de lanzarla a la vez en DVD y en diferentes portales de Internet, siendo
Filmin el más utilizado. El éxito de público puede atribuirse a que Paco León
es una figura conocida para el gran público, algo de lo que no gozan los
cineastas emergentes que aparecen en este artículo.
Los ilusos, de Jonás Trueba
Otra
forma de distribución, que se aleja de las distribuidoras y de las salas
comerciales, es la llevada a cabo con Los
ilusos, estrenada en la Cineteca del Matadero de Madrid. Así comenzó su
gira por España, donde se ha proyectado en distintos centros culturales. Según
declaraciones del director en la revista Caimán, de este modo la han visto
muchos más espectadores que si se hubiera estrenado en salas normales. La
proyección en salas alternativas, filmotecas, cinetecas o espacios polivalentes
de museos es la alternativa para muchos de estos cineastas, especialmente los que
trabajan con cintas más experimentales.
¿Qué
está pasando en Galicia?
Dentro
de este diverso conjunto de proyectos, creadores e ideas hay que destacar la
gran nómina de cineastas gallegos, cada vez más presente en prestigiosos
festivales internacionales. El motivo por lo que se produce esta explosión de
creatividad en esta comunidad, y no en otras, puede ser la activa política de
ayudas a la creación, conocidas como “Subvenciones de creación audiovisual para
el desarrollo y promoción del talento audiovisual gallego”. Han hecho uso de
estas ayudas producciones como Arraianos,
que Eloy Enciso estrenó en 2012. Este film, que conquistó varios festivales
internacionales, sumó a la ayuda de la Xunta de Galicia una pequeña subvención
del ICAA. Además de Enciso; Oliver Laxe,
Alberte Pagán o Ramiro Ledo son otros nombres a tener en cuenta de esta nueva generación
de cineastas al margen de la industria.
Nos
encontramos pues en un momento de revolución en nuestra maltratada industria. Puede
que toda esta generación de cineastas no pasen a formar parte de la historia
del cine como un movimiento cultural definido, pero si serán recordados por su
inteligencia y capacidad de adaptarse a los tiempos de crisis. Y es que si hay
algo que vincula a todos estos jóvenes es el gran esfuerzo e ilusión que ponen
en sus proyectos.
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