viernes, 9 de mayo de 2014

¿Existe un nuevo cine español?

Algo está cambiando en el panorama cinematográfico nacional. Un grupo de directores ha destacado en los últimos años con películas innovadoras, que tienen en común la libertad de sus planteamientos y unos bajos presupuestos. Pero, ¿pueden considerarse como una nueva corriente cinematográfica? ¿O es solo una consecuencia de la crisis y la necesidad de hacer un cine low cost?

Si algo une a este grupo de realizadores es la pasión con la que realizan su trabajo y el deseo de hacer buen cine, en un tiempo que se caracteriza por la mala situación de la industria y por unas ayudas escasas. No tienen unos rasgos estéticos o narrativos comunes que los distingan como grupo cinematográfico, sino que cada uno destaca por la libertad y frescura de sus propuestas. A pesar de esta gran pluralidad, tienen en común sus novedosos métodos de financiación y distribución; el éxito en crítica y festivales; y algunos el éxito entre los espectadores, siempre teniendo en cuenta que sus películas van dirigidas a un público minoritario. Todo ello ha hecho que ya se empiece a nombrar a este heterogéneo grupo de creadores y obras como “El otro cine español”.

Los directores que forman esta nueva generación destacan por su juventud, siendo treintañeros en su mayoría. Debemos destacar nombres como Manuel Martín Cuenca (Caníbal), Fernando Franco (La herida), Mar Coll (Todos queremos lo mejor para ella), Albert Serra (Historia de la meva mort) o Juan Cavestany (Gente en sitios), dentro del extenso conjunto. Muchos de ellos han triunfado en festivales internacionales y, aun así, no han conseguido que su obra se estrene en un gran número de salas españolas. Festivales como Locarno (donde Albert Serra y Lois Patiño triunfaron) o Toronto (con el éxito de Alberto Morais y Juan Cavestany) han visto reconocida la labor de los cineastas. Por otra parte, La herida de Fernando Franco fue la flamante ganadora en el último Festival de San Sebastián del Premio Especial del Jurado y de la Concha de Oro a la Mejor Actriz para Marian Álvarez, su protagonista. El éxito en todos estos festivales confirma que algo se está moviendo en nuestro cine. Tanto es así que muchas de estas propuestas llegaron a colarse en la última gala de los premios Goya: Javier Pereira recogió el premio a Mejor Actor Revelación por Stockholm y Marian Álvarez fue la ganadora del premio a Mejor Actriz. La película de Fernando Franco también triunfó en la categoría de Mejor Dirección Novel y consiguió colarse entre las nominadas a Mejor Película.


La herida, de Fernando Franco



Arduos rodajes

Los procesos de rodaje alternativos; alejados de los procedimientos tradicionales y, en muchas ocasiones, verdaderas proezas para conseguir tener el film terminado; son otros de los rasgos que caracteriza a “El otro cine español”. Volviendo al caso de La herida, Fernando Franco tardó cuatro años en ver completado su proyecto. Su idea inicial era realizar un documental sobre el Trastorno Límite de la Personalidad, pero al comprobar que el rodaje interfería negativamente con el desarrollo de los pacientes decidió hacer una obra de ficción. Rodrigo Sorogoyen, por su parte, realizó Stockholm sin subvenciones ni patrocinios, sino mediante el crowfunding o sistema de micro-mecenazgo. Consiguieron levantar este proyecto con un plan de rodaje de catorce días, con un equipo técnico formado por amigos  y rodando en la casa de Javier Pereira, actor del film, y del propio director, puesto que ambos son compañeros de piso.  Jonás Trueba, por su parte, utilizó esta economía de medios, además de por necesidad, porque quería conseguir el mayor veracidad posible para Los ilusos, cinta en la que ficción y realidad se confunden. En el segundo largo de Trueba, tras Todas las canciones hablan de mí, podemos ver claquetas y micrófonos entrando en plano, actores improvisando…así el proceso de rodaje y la propia película se funden en un solo ente. Con un equipo formado por unas seis personas, reciclaban sus muebles como decorado y el vestuario era ropa de los propios actores. Trabajar sin un guión fijo y estático da al film la frescura buscada por el director, y la necesidad de pocos medios ayudaron a poder sacar adelante este interesante proyecto.

Esto conduce a preguntarnos hasta qué punto este tipo de cine seguirá siendo algo minoritario, una ambición de un reducido grupo de cineastas soñadores, o se ampliará y conseguirá un hueco más estable dentro de la cinematografía española. Hay que tener en cuenta que solo algunos proyectos pueden sostenerse con este tipo de financiación y que quizá muchos de estos cineastas se decidan en un futuro por métodos de rodaje más convencionales, si tienen la oportunidad.

Otra distribución es posible

En lo referente a la distribución, la simultaneidad de estrenos en distintos formatos (salas convencionales, DVD, Internet) parece ser una de las claves. Esta iniciativa de estreno multiplataforma también ha sido utilizada por cineastas más conocidos para el gran público, como el televisivo Paco León. Con su debut como director, Carmina o revienta, hizo uso de este peculiar método. Estrenó su obra en 20 salas comerciales, además de lanzarla a la vez en DVD y en diferentes portales de Internet, siendo Filmin el más utilizado. El éxito de público puede atribuirse a que Paco León es una figura conocida para el gran público, algo de lo que no gozan los cineastas emergentes que aparecen en este artículo.



Los ilusos, de Jonás Trueba


Otra forma de distribución, que se aleja de las distribuidoras y de las salas comerciales, es la llevada a cabo con Los ilusos, estrenada en la Cineteca del Matadero de Madrid. Así comenzó su gira por España, donde se ha proyectado en distintos centros culturales. Según declaraciones del director en la revista Caimán, de este modo la han visto muchos más espectadores que si se hubiera estrenado en salas normales. La proyección en salas alternativas, filmotecas, cinetecas o espacios polivalentes de museos es la alternativa para muchos de estos cineastas, especialmente los que trabajan con cintas más experimentales.

¿Qué está pasando en Galicia?

Dentro de este diverso conjunto de proyectos, creadores e ideas hay que destacar la gran nómina de cineastas gallegos, cada vez más presente en prestigiosos festivales internacionales. El motivo por lo que se produce esta explosión de creatividad en esta comunidad, y no en otras, puede ser la activa política de ayudas a la creación, conocidas como “Subvenciones de creación audiovisual para el desarrollo y promoción del talento audiovisual gallego”. Han hecho uso de estas ayudas producciones como Arraianos, que Eloy Enciso estrenó en 2012. Este film, que conquistó varios festivales internacionales, sumó a la ayuda de la Xunta de Galicia una pequeña subvención del ICAA. Además de Enciso;  Oliver Laxe, Alberte Pagán o Ramiro Ledo son otros nombres a tener en cuenta de esta nueva generación de cineastas al margen de la industria.



Nos encontramos pues en un momento de revolución en nuestra maltratada industria. Puede que toda esta generación de cineastas no pasen a formar parte de la historia del cine como un movimiento cultural definido, pero si serán recordados por su inteligencia y capacidad de adaptarse a los tiempos de crisis. Y es que si hay algo que vincula a todos estos jóvenes es el gran esfuerzo e ilusión que ponen en sus proyectos.

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