jueves, 2 de octubre de 2014

Una vida en tres días



Puede resultar desconcertante que Jason Reitman, director de Juno, Up in the air o Young Adult; se haya atrevido a realizar un melodrama en su último trabajo, Una vida en tres días.  La película, adaptación de una novela de  Joyce Maynard, nos cuenta la historia  de Adele, una mujer que vive deprimida tras ser abandonada por su marido, con un hijo que cuida de ella más que ella de él. Todo cambia cuando entra Frank en sus vidas: un fugitivo que acaba de escapar de la cárcel y que los retiene en su propia casa durante los tres días a los que hace referencia el título.

En su nuevo film, Reitman deja de lado muchas de sus señas de identidad: la ironía, el humor negro y las referencias a la cultura popular, elementos que utilizó en sus anteriores películas para encubrir historias realmente dramáticas. Se nota que Diablo Cody no firma el guión en esta ocasión, pese a que la habitación del hijo de la protagonista sería el sueño de Juno MacGuff y el ama de casa que interpreta Kate Winslet esté tan perdida como Charlize Theron en Young Adult, aunque se esfuerce menos en disimularlo.

Nos encontramos ante su film más clásico, el único que no está ambientado en el presente, ya que transcurre durante los años 80. Es posible que esta cinta nos traiga a la memoria un tipo de cine más usual en décadas anteriores, en las que la inocencia de los planteamientos estaba justificada por los sentimientos que estos encerraban. La narración de los hechos puede resultar inverosímil en ocasiones, pero hay que entender que está subordinada a contar la gran historia de amor que viven sus protagonistas. Los puntuales toques de humor y de suspense ayudan a que la película nunca caiga en el sentimentalismo y la lágrima fácil, un gran riesgo cuando se trata un relato como este.



Kate Winslet ofrece una interpretación comedida que le sienta perfectamente a su frágil y tembloroso personaje. La actriz británica está muy bien acompañada por Josh Brolin, como el fugitivo que le hace despertar de su letargo, y Gattlin Griffith como su hijo, que actúa como narrador de la historia. Este personaje nos cuenta el romance desde su perspectiva ajena al mismo, con ingenuidad adolescente, como si fuera un espectador más. Un romance cuyo tono puede decepcionar a quienes esperen otra cinta indie de Reitman, pero que seguro gustará a los que echan de menos esas grandes historias cinematográficas en las que el amor podía con cualquier obstáculo.

1 comentario:

  1. Estimado Óscar,

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